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Bahamas: baloncesto caribeño con sabor a NBA

La selección de Bahamas se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia. Varios jugadores NBA han decidido jugar con el combinado caribeño para, entre otras cosas, conseguir disputar sus primeros Juegos Olímpicos.

Bahamas Basketball Federation

La selección de Bahamas se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia. Deandre Ayton, Buddy Hield o Eric Gordon han decidido jugar con el combinado caribeño para, entre otras cosas, conseguir disputar sus primeros Juegos Olímpicos.

La Mancomunidad de las Bahamas, conocida simplemente como Bahamas, es un archipiélago de más de 700 islas justo frente a las costas de Miami, en pleno mar Caribe. Con poco más de 400 000 habitantes, el deporte más laureado en la islas es el atletismo, el cual ha conseguido un total de 14 medallas en los Juegos Olímpicos. Lejos de esos éxitos, el baloncesto ha sido siempre un deporte muy seguido, siendo la NBA la liga más popular y que siempre ha centrado el foco de la población bahameña. Por el contrario, ni la modesta liga local ni el combinado nacional han sido nunca muy seguidos por la población bahameña, estando siempre en un segundo plano frente a la espectacularidad estadounidense. La brecha del cambio de esta realidad se abrió, contra todo pronóstico, el pasado agosto de 2023 en Argentina.

Han sido muchos los jugadores que han llegado hasta la NBA y que eran de origen o ascendencia bahameña. Mychal Thompson, Ian Lockhart, Klay Thompson, Buddy Hield o Deandre Ayton son algunos de los nombres vinculados al archipiélago de islas y que han pasado o actualmente juegan en la mejor liga del mundo. De todos ellos, los Thompson (padre e hijo) han llegado incluso a conseguir algún anillo, y, por su parte, Ayton fue elegido en el número del Draft de 2018. Pese a ello, el combinado nacional nunca ha sido una de las grandes selecciones americanas, de hecho, sus éxitos se han circunscrito siempre al CaribeBasket, un torneo organizado por la FIBA restringido al territorio que ocupan los pequeños países del Caribe. Esto se ha debido fundamentalmente a que la mayoría de jugadores que han vestido la camiseta bahameña procedían de la liga local, pequeños equipos europeos o universidades secundarias de Estados Unidos.

Un cambio que llegó desde Golden State Warriors

La pieza clave que inició el cambio y transformación del combinado caribeño fue la llegada al puesto de entrenador jefe de Chris DeMarco. Entrenador asistente de Golden State Warriors y vinculado a la franquicia desde 2012, DeMarco tiene en su currículum los últimos cuatro anillos de la franquicia californiana. Su trabajo en la federación bahameña ha sido muy valorado, siendo el verano de 2023 cuando consiguió su mayor éxito: reunir a un trío NBA para vencer a Argentina y conseguir un billete para el preolímpico.

El equipo que consiguió reunir DeMarco para el clasificatorio disputado en Santiago del Estero incluyó a DeAndre Ayton, el ex jugador de Phoenix Suns y actual pívot de Portland Trail Blazers, que pese a sus altibajos es uno de los interiores con mayor proyección de la NBA. También se unió al proyecto Buddy Hield, que tras su paso por Sacramento Kings o New Orleans Pelicans se ha hecho un hueco en los Indiana Pacers.

Tanto Hield como Ayton, nacidos en las islas, habían vestido la camiseta bahameña en sus primeros años como profesional. Si bien ambos mostraron su predisposición, el éxito total llegó al convencer a Eric Gordon para que renunciase a su vínculo con la selección estadounidense (con la que jugó el mundial de 2010) y representase al país de su madre. Una vez la FIBA autorizó el cambio de selección, se formó un “big three” único, el cual pulverizó a Argentina en la final del clasificatorio para el preolímpico, dejando a la albiceleste sin Juegos Olímpicos más de 20 años después.

En esencia, el éxito de la selección radica en la buena gestión y organización de DeMarco. De la mano de Steve Kerr, el joven entrenador ha logrado ascender desde los puestos más bajos en el organización de Golden State Warriors, granjeándose una importante reputación entre la mayoría de los jugadores de la liga. Fue eso lo que hizo que Ayton y Hield volviesen a vestir la camiseta bahameña y lo que convenció a Gordon, ya veterano, para unirse al combinado caribeño. Con poco más de 10 días de concentración y con una convocatoria en la que la mayor parte de jugadores nunca había coincidido, DeMarco consiguió construir un equipo sólido que promedió 92.5 y finalizó el campeonato con una media de puntos recibidos de 73.5.

Una combinación explosiva para llegar a París 2024

Lo cierto es que pese a que la base del equipo, actualmente, está compuesta por Gordon, Ayton y Hield, Bahamas no podría entenderse sin los jugadores que los complementan, los cuales demostraron en el clasificatorio argentino que podían acoplarse a la perfección a lo que DeMarco demanda. Por un lado, provenientes de ligas poco potentes de Europa y América, el Bahamas contó con Kentwan Smith (con experiencia en Suecia, Dinamarca o Eslovaquia) y David Nesbitt (que ha desarrollado la mayor parte de su carrera entre Brasil y Argentina), dos veteranos interiores que aportaron mucha solidez. De hecho, Smith fue el quinto jugador más utilizado por DeMarco en el clasificatorio de Argentina, promediando un 6.2 puntos y 3.8 rebotes.

Es curioso como una gran parte de la plantilla provenía del segundo o tercer escalafón del baloncesto francés. Rashad Davis, Travis Munnings y Dominick Bridgewater ampliaron la rotación bahameña aportando un punto físico bastante importante. De todos ellos destacó la actuación de Travis Munnings, un jugador conocido en la liga portuguesa y la segunda división francesa que en los cuatro partidos del clasificatorio promedió casi 12 puntos y fue el jugador más usado excluyendo al “big three bahameño”.

Finalmente, cabe señalar que el pasado verano el roster se completó con jugadores de la NCAA como Garvin Clarke o Franco Miller. Especialmente curioso es el caso de Lourawls Nairn Jr, que después de convertirse en un mito de los Spartans de la Universidad de Michigan State ha dado el salto a los banquillos como entrenador o asistente en diferentes universidades y, pese a ello, sigue jugando para Bahamas en cada convocatoria. En los cuatro partidos que jugó en el pre clasificatorio, Nairn Jr promedió 4.3 asistencias, convirtiéndose en el segundo máximo asistente de todos los jugadores que disputaron el torneo.

Un futuro prometedor para hacer historia

En esta situación, en la que la federación ha conseguido que una columna vertebral made in NBA, el objetivo es la clasificación para los Juegos Olímpicos de París y, más a largo plazo, se busca conseguir disputar un mundial o su primera FIBA AmeriCup. Además de buscar el desarrollo de aquellos jugadores que actualmente se encuentran en las diferentes divisiones universitarias estadounidenses, con raíces o nacidos en el país, la federación también pretende reclutar a otros que actualmente tienen un papel relevante en franquicias de la NBA.

Dos de los objetivos de la federación son Evan e Isaiah Mobley, jugadores de Cleveland Cavaliers. Si bien Isaiah ha desarrollado la mayor parte de su carrera en la G-League, Evan es un jugador principal en el quinteto del equipo de Ohio, de hecho, no podemos olvidar que fue un número 3 del draft. Junto a ellos, otras de las opciones son Kai Jones (Charlotte Hornets), Naz Reid (Minnesota Timberwolves) o incluso Kley Thompson (Golden State Warriors), cuyo padre es uno de los mitos de la selección caribeña.

En definitiva, podría decirse que Bahamas ha descubierto que puede contar en su combinado nacional con grandes estrellas de la mejor liga del mundo. Su objetivo ahora es convencerlas y, a su vez, crear un gran equipo bajo el mando de Chris DeMarco, quien destaca por poseer un profundo conocimiento del baloncesto estadounidense. Su primera gran prueba será el Preolímpico de Valencia, el cual se disputará el próximo mes de julio. No se sabe a ciencia cierta qué jugadores decidirán defender al combinado caribeño, lo que está claro es que la federación debe apostar también por el desarrollo de los jóvenes que actualmente se encuentran en las universidades para construir una base de futuro. Si a ello sumamos la incorporación de nuevos NBA a los ya comprometidos Ayton, Hield y Gordon, las perspectivas del combinado caribeño son realmente prometedoras, de hecho, no nos equivocaríamos si dijésemos que esta selección puede provocar todo un terremoto en el basket FIBA en los próximos años.

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